Adios, dulce extrangera, mi amiga, mi alegria,
Dad gracias que descanso del fatigoso día;
Amigos de la infancia en el perdido hogar,
Adios, padres y hermanos, trozos del alma mía,
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores,
Ahi te dejo todo, mis padres, mis amores.
Querida Filipinas, oye el postrer adios.
Mi Patria idolatrada, dolor de mis dolores,
Aroma, luz, colores, rumor, canto, gemido
Vibrante y limpia nota seré para tu oido,
Tu atmósfera, tu espacio, tus valles cruzaré,
Entonces nada importa me pongas en olvido,
Y mis cenizas antes que vuelvan á la nada,
Deja que la are el hombre, la esparza con la azada,
No tenga cruz ni piedra que marquen su lugar,
Y cuando ya mi tumba de todos olvidada
Tal vez acordes oigas de citara ó salterio,
No turbes su reposo, no turbes el misterio
Y solos sólo muertos queden velando allí,
Y cuando en noche oscura se envuelva el cementerio
Por huérfanos y viudas, por presos en tortura
Por nuestras pobres madres que gimen su amargura;
Por cuantos padecieron tormentos sin igual,
Ora por todos cuantos murieron sin ventura,
Y en las serenas tardes cuando por mi alguien ore
Deja que un sér amigo mi fin temprano llore
Y al cielo tornen puras con mi clamor en pos,
Deja que el sol ardiendo las lluvias evapore
Y si desciende y posa sobre mi cruz un ave
Deja gemir al viento con su murmullo grave,
Deja que el alba envíe su resplandor fugaz,
Deja á la luna verme con luz tranquila y suave;
Y sienta yo en mi frente bajo la tumba fría
Acércala a tus labios y besa al alma mía,
Entre la espesa yerba sencilla, humilde flor,
Si sobre mi sepulcro vieres brotar un dia
Morir por darte vida, morir bajo tu cielo,
Salud! ah que es hermoso caer por darte vuelo,
Salud te grita el alma que pronto va á partir!
Ensueño de mi vida, mi ardiente vivo anhelo,
Secos los negros ojos, alta la tersa frente,
Fueron el verte un día, joya del mar de oriente
Mis sueños cuando joven ya lleno de vigor,
Mis sueños cuando apenas muchacho adolescente,
Vierte la sangre mía, derrámala en buen hora
Si grana necesitas para teñir tu aurora,
Y al fin anuncia el día trás lóbrego capuz;
Yo muero cuando veo que el cielo se colora
Cadalso ó campo abierto, combate ó cruel martirio,
El sitio nada importa, ciprés, laurel ó lirio,
Otros te dan sus vidas sin dudas, sin pesar;
En campos de batalla, luchando con delirio
Y fuera más brillante más fresca, más florida,
A darte voy alegre la triste mustia vida,
Perla del Mar de Oriente, nuestro perdido Eden!
Adios, Patria adorada, region del sol querida,
Adios, queridos séres morir es descansar.
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